Nuestra Tuber Melanosporum es de Teruel pero, a veces, le gusta “viajar” en la cocina para mezclarse con sabores de otros lugares. Hoy nos la llevamos hasta Italia de la mano de la representante por excelencia de la gastronomía italiana para lanzarnos a preparar y disfrutar de una riquísima pizza con trufa.
Optamos por la versión de pizza blanca; es decir, sin tomate. Normalmente este tipo de pizzas consiguen compensar la falta del “pomodoro” con la potencia de los quesos. Nosotros elegimos mozzarella fresca y un buen parmesano sin añadir ningún otro lácteo para darle todo el protagonismo al aroma y sabor de la trufa negra.
Te dejamos nuestra receta de pizza con trufa y, cómo no, nos decantamos por una masa casera. Esta vez, la hemos hecho con una panificadora pero puedes optar por el amasado tradicional o, si no tienes tiempo (o maña con las masas), por una de las precocinadas que puedes encontrar en el supermercado.
Ingredientes para la pizza con trufa
Masa casera:
• 350 gramos de harina de fuerza
• 200 ml de agua
• 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra (pero suave; si es del Bajo Aragón, ¡mejor!)
• 1 cucharada de café de levadura seca
• 1 c/c de azúcar
• Media cucharada de café
Relleno:
• 2 bolas de mozzarella fresca (250 gramos)
• 150 gramos de queso parmesano
• 1 chorrito de aceite de oliva
• una pizca de orégano
• 20 gramos de trufa negra (Tuber Melanosporum) de Trufato para rallar
¿Cómo preparar la masa de pizza?
Una panificadora nos allana el camino de la masa. Tan sólo hay que depositar todos los ingredientes en el siguiente orden: agua, aceite, azúcar, sal, y harina de fuerza y añadir en un agujero en el centro la levadura. Después, solo hay que dejar que la máquina haga su trabajo, mezclando y dejando que suba la masa. El proceso durará en torno a una hora y media.ç
¡A estirar!
Cuando esté lista la masa, tendrás que hacer dos cosas: precalentar el horno y estirar.
Precalienta el horno a 200º arriba y abajo. Es importante que en su interior ya esté la rejilla sobre la que vas a hacer la pizza para que esté caliente.
Estira la masa sobre una superficie lisa, limpia y enharinada para que no se peque. Habrá que hacerlo en varias direcciones con la ayuda de un rodillo hasta conseguir una capa fina, de unos 5 milímetros de grosor.
Con estas cantidades, puedes hacer una pizza grande rectangular del tamaño de la bandeja del horno o hacer varias pizzas redondas utilizando un plato como molde. Si escoges esta segunda opción, puedes congelar las bases que no vayas a utilizar y poder hacer más pizzas de trufa más adelante.
Coloca la masa que vayas a utilizar sobre un papel de horno y hornéala ligeramente antes de colocar el resto de ingredientes. Este paso le dará un toque más crujiente a la masa y no correrás el riesgo de que quede ligeramente cruda.
La trufa solo al final
Sobre la base de la pizza, echa un chorrito de aceite de oliva, espolvorea una pizca de orégano y coloca la mozzarella cortada en rodajas hasta cubrir toda la superficie.
Repite la operación con el parmesano, esta vez en finas lascas de unos 2-3 centímetros de longitud.
Es importante reservar la trufa para el final, una vez que ya esté cocida la pizza. Así conservarás todas sus propiedades. Será el toque final.
¡A hornear!
Introduce la base de la pizza con los quesos en el horno precalentado y hornea hasta que se funda el queso. Puedes gratinar durante un par de minutos para que estos adquieran un ligero toque dorado en las zonas donde ha burbujeado pero no te pases. No se trata de hacer una pizza muy crujiente sino, más bien, suave.
Aromático toque antes de servir
Esta pizza blanca de Trufato solo puede coronarse con una capa de trufa negra rallada por encima al gusto.
Nosotros recomendamos poner una ligera cobertura y dejar el resto de la trufa en el centro de la mesa junto a un rallador para que los afortunados comensales puedan añadir más al gusto.
La pizza con trufa negra es una tentación de la que no podrás escapar. ¿Te animas a probarla?