La popularidad de la trufa negra o Tuber Melanosporum se extiende cada vez más. Hoy analizamos cuáles son las claves de la truficultura y, como veréis, existen zonas privilegiadas como Sarrión, en la provincia de Teruel, donde se dan los factores para el cultivo idóneo de este apreciado hongo.
Te damos cuatro claves de la truficultura que todo aquel que desee iniciarse en el conocimiento de la trufa negra debe saber:
- Temporada: lo que todos conocemos como trufa negra es sólo y exclusivamente trufa de invierno y, como su nombre indica, su temporada discurre en esta estación del año. Podemos encontrar Tuber Melansoporum desde mediados de noviembre a mediados de marzo.
- Bosques mediterráneos. Las trufas crecen junto a las raíces de árboles mediterráneos, especialmente de la especie Quercus. Suelen encontrarse trufas negras en carrascas o encinas, quejigos, avellano y coscoja. Se estima que la densidad idónea de estos árboles se debe situar entre 200 y 400 unidades. Alrededor de los árboles bajo los que crecen trufas negras no crece la hierba, son “zonas quemadas”.
- Clima: si hay una palabra para definir el clima ideal para la truficultura es extremo. La trufa se cultiva en zonas secas y con inviernos frescos. Requiere una pluviometría de entre 500 y 900 mm. En cuanto a la temperatura, entre. Eso sí, a la trufa negra no le van bien las heladas y nevadas constantes. Y la altitud la proteja.
- Ph: curiosamente, un producto tan rico como la trufa negra, precisa de suelos pobres para crecer. Suele hacerlo en suelo calizo y de ph neutro o ligeramente alcalino (normalmente, entre 7 y 8).
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