Si te has iniciado en el apasionante mundo de la trufa negra, seguro que te interesa saber qué necesitas en casa para optimizar el uso del diamante negro de la gastronomía. Toma nota de los utensilios truferos que existen en el mercado.
Cepillo limpiador
La trufa crece bajo tierra, así que no te extrañe encontrar restos en la superficie exterior de este hongo. Con un cepillo pequeño de uso exclusivo para esta tarea te ayudará a retirar la tierra de la trufa negra. Pero si lo que quieres es ir directo al grano, Trufato es perfecto para ti ya que es una empresa especializada en el envío a domicilio de trufas negras listas para su consumo.
Rallador
A estas alturas ya sabrás que con tan sólo unos gramos de trufa negra puedes elevar muchísimos platos sencillos a la categoría de gourmet. Por eso, un rallador de acero inoxidable se convertirá en tu mejor aliado para dar un toque exquisito a primeros, segundos y postres.
Lo ideal es utilizar un rallador de trufa de gramaje fino; por ejemplo, de 0,2 milímetros de corte. Este grosor sirve para espolvorear trufa sobre un risotto o para elaborar mantequilla de trufa negra, entre otras preparaciones.
Laminador o mandolina
Para los que prefieren dar un mayor protagonismo a la Tuber Melanosporum en el acabado y presentación, el instrumento trufero perfecto es un laminador o mandolina. Lo ideal es usarlo con trufa fresca.
Normalmente, los laminadores incluyen una rosca para regular el grosor y conseguir láminas de trufa negra desde unos 0,3 hasta unos 3 milímetros.
¿A qué puedes visualizar la trufa negra laminada sobre una tosta o coronando un guiso de caza?
Campana de exposición
Si planeas una cena con trufa negra como invitada sorpresa, qué menos que presentarla como se merece. Por ejemplo, con una campana de cristal que permita a tus invitados observar la Tuber Melanosporum y que esta no pierda su aroma. En el mercado existen distintas modalidades, desde la clásica campana tipo quesera hasta otras pensadas específicamente como expositor de trufa negra, integradas en tablas de madera para depositar las láminas de trufa.
Eso sí, lo aconsejable es reservar este utensilio trufero para ocasiones en las que tengas intención de consumir la trufa completa. Si no, lo mejor será que sólo emplees la trufa que necesites y congeles el resto; así podrás usarla más adelante ya que se conserva durante casi un año en el congelador y puede rallarse directamente sin descongelar.